“Uno de los problemas principales, es justamente y es una herramienta y un recurso es su juventud, pero también es un problema porque en algunos lugares del país donde no hay perspectiva de crecimiento, ni de estudio ni de trabajo muy fácilmente los cárteles acaparan a los jóvenes y son carne de cañón porque después, los muchachos son reclutados”, explicó el prelado.
Por Alfonsina Avila
Silao, Gto., 24 de noviembre (ZonaFranca).- Los grupos delictivos reclutan a los jóvenes en el país y los utilizan como carne de cañón por la falta de oportunidades. Así lo señaló el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, quien también advirtió que es en la juventud donde la Iglesia y las autoridades deben enfocarse.
En rueda de prensa de la Conferencia del Episcopado mexicano, el prelado, acompañado de otros clérigos, señaló que uno de los problemas principales en México es, que ante la falta de crecimiento, oportunidades educativas y laborales, los jóvenes fácilmente son acaparados por cárteles delictivos.
“Uno de los problemas principales, es justamente y es una herramienta y un recurso es su juventud, pero también es un problema porque en algunos lugares del país donde no hay perspectiva de crecimiento, ni de estudio ni de trabajo muy fácilmente los cárteles acaparan a los jóvenes y son carne de cañón porque después, los muchachos son reclutados”.
Franco Coppola lamentó que esos jóvenes que son presa del crimen organizado, son asesinados y no así los líderes delincuenciales.
“El gran compromiso es no dejarlos y eso requiere un gran cambio de mentalidad… con tanta información no se ha acompañado a esos jóvenes”.
El representante de la Arquidiócesis de México dijo que es en la adolescencia, donde se le abandona a los jóvenes, en una de las etapas más difíciles.
En cuanto a la inseguridad que se vive en el país, Coppola expresó que hay un sentimiento de enojo y hartazgo de no poder más, y eso se expresa a través de la violencia.
“Me hace pensar que esto pasa en las familias, se aguantan, se aguantan y no se puede más y luego explotan. Pasa con los niños y jóvenes a falta de escucharlos”.
Añadió que la gente se siente sola y abandonada en sus problemas cotidianos de cada día.
“Falta la parte de las autoridades y de la iglesia escuchar y estar a lado de ellos, permitir a la persona compartir su dolor, enojo y sus insatisfacciones”.
Sostuvo que la Iglesia tiene que “hacerse sirena”, pues la gente tiene una cruz muy pesada. Y es la parte más activa y comprometida que se debe de involucrar.